No hay edad mala para emprender, todo depende de las ganas que tengamos para ello. Emprender es arriesgarse y da igual si tenemos 20, 40 o 70 años. Cada edad supone una madurez profesional diferente, lo que supone un activo muy beneficioso para nuestro negocio.
Emprender a los 20
La década de los 20 se caracteriza por la juventud, y la juventud por sus ganas de comerse el mundo. Nunca volverás a ser tan joven, ni a tener tanto potencial de innovación y creatividad. Emprender hoy en día es una salida eficaz contra el desempleo juvenil, pero también puede ser el camino para conseguir una vida adulta feliz.
En la actualidad el Gobierno está apostando por facilitar el camino a los jóvenes emprendedores mediante bonificaciones o préstamos. Si estas en la década de los 20, ¡lánzate!
Emprender a los 30
A los 30 no eres ni demasiado joven ni demasiado mayor. Con esta edad el miedo al fracaso es bajo y se asumen más riesgos, pero además hay que sumar toda la experiencia que has ido ganando años atrás. Los treintañeros podéis aportar la frescura de la juventud, tenéis capacidad para concebir nuevos modelos de negocio, no soléis tener cargas familiares y manejáis las nuevas tecnologías. Aprovéchate de tu bagaje laboral, de tu red de contactos y de tus ganas de llevar la iniciativa.
Emprender a los 40
En esta edad la experiencia es un grado, lo que en el mundo de los negocios se llama know how. Los emprendedores de 40 años tenéis ya una amplia experiencia en los negocios y una formación empresarial que os ayudarán a evitar errores de principiantes. La edad y la experiencia te dan una perspectiva muy necesaria para tener una visión general de lo que es un negocio. A los 40 la madurez y la claridad de ideas son tus puntos a favor.
Emprender a los 50
Según los propios autónomos, las ventajas más importantes de emprender a los 50 es la experiencia previa, tener un colchón económico y la edad. Un respaldo económico y una edad que transmite más seriedad pueden ser las claves del éxito de emprender en la cincuentena. Las canas y las heridas de guerra entregan la sabiduría y visión estratégica necesaria para emprender con éxito.
Tengas la edad que tengas, sólo necesitas tener muchas ganas para convertirte en un emprendedor de éxito.