Ante la alta oferta de viviendas en alquiler la cuestión de arrendarlas, en caso de ser propietario, puede convertirse en una mera travesía por el desierto de la que, probablemente, quieras salir huyendo lo antes posible.
Pues bien, ¡nada de eso! Alquilar con éxito puede estar al alcance de cualquiera si no se dejan pasar por alto ciertos detalles o pormenores que podrían complicarte cerrar la operación lo antes posible.
Para que el alquiler de un piso sea factible y fácil, nada mejor que emprender todas y cada una de las mejoras que sean necesarias. El inmueble hay que presentarlo limpio, higienizado, en las mejores condiciones. Por ello, a continuación, recogemos unos cuantos consejos que, a buen seguro, te podrán ser de mucha utilidad.
Revisión de desperfectos
Cualquier desperfecto ha de ser reparado. En este sentido, conviene revisar grifos viejos, cisternas de baño que no dejan de gotear agua. De igual modo, es aconsejable la revisión del estado de las tuberías para impedir posibles atascos. Es importante también cambiar enchufes, interruptores y embellecedores desgastados por el tiempo o dañados por el uso. Revisar y cambiar cualquier mueble, enser o accesorio en mal estado y repararlo. ¡Todo tiene que lucir en perfecto estado!
Una mano de pintura
Si las paredes estuvieran pidiendo a gritos una mano de pintura habrá que dársela. En ese sentido, es importante arreglar todo tipo de desconchones, rozaduras, etc. Pintar las estancias implica higienizar los principales habitáculos, especialmente, aquellos que más se someten al uso diario: comedor o salón, dormitorios, cocina, etc. Y, además, es importante no olvidarse de los techos puesto que los vapores y condensaciones lastran mucho su estado haciendo que éstos se deterioren notablemente. De igual modo, conviene especial prestancia a repasar con silicona las juntas de azulejos y bañeras que, con el pasar del tiempo, acaban oscureciéndose, etc.
Higiene máxima
La limpieza a fondo, sin dejar nada descuidado, resulta una práctica fundamental. En este sentido, conviene limpiar rincones, paredes, ventanas, puertas. Nada puede quedarse fuera de una buena mano de bayeta, particularmente, en lo que se refiere al uso de sanitarios (fregadero, lavabos, duchas, bañeras, inodoros) pues, como se sabe, son los aspectos más críticos a los que somete el ojo de cualquier observador.
En definitiva, se trata de evitar cualquier sensación de suciedad o de mal estado de cara al posible inquilino. Incluso, se ha de cuidar hasta el olor que se desprende. Unas buenas dosis de ambientador puede ser la mejor y eficaz solución.
Suministros básicos y asistencia
Conviene, a su vez, poner a disposición del futuro arrendatario todo tipo de suministros básicos. Esto es, luz, agua, calefacción, gas, etc. Cuantos más mejor puesto que ello te permite distinguirte de la competencia. Debe quedar claro, además, qué partes se asumirán en el contrato tanto por el propietario como por el propio inquilino.
Para una mayor seguridad, conviene poner a disposición de los inquilinos contratos de asistencia de hogar, tales como fontanería y electricidad que ofrezcan un servicio integral durante los 365 días del año. Eso, además, ofrece una asistencia mínima que hará más atractiva la oferta de alquiler. Y, por supuesto, que no se nos olvide el obligado certificado de eficiencia energética.