Saber liderar y gestionar un equipo de trabajo es una tarea, en ocasiones, más complicada de lo que parece. Hacerlo de la mejor manera posible supone, a su vez, la mayor de las implicaciones por parte de cada uno de sus integrantes y, por extensión, la mejor cohesión y motivación del grupo, algo fundamental si lo que se desea es obtener grandes resultados.
En Arrentum, conscientes de la importancia de ello, nos sentimos decididos a mostrarte unos cuantos consejos que, seguro, te serán de mucho interés. ¿Te animas a ponerlos en práctica? ¡A nosotros nos funciona!
Establece metas claras
Define unos objetivos concretos y factibles. No puedes divagar, marear al personal o dar palos de ciego. En todo momento deben saber qué se les está pidiendo, cómo tienen que enfrentarse a cada reto, si lo están desarrollando bien o por el contrario se encuentran en el camino equivocado. Resulta fundamental, por ello, que el grupo conozca, de primera mano, cuáles son las rutas o direcciones que hay que tomar para alcanzar la consecución de los objetivos que habrán de contribuir al éxito mismo de los resultados esperados por la propia empresa. En definitiva, el equipo ha de responderse sí su trabajo repercute o aporta, en gran medida, al proyecto empresarial.
Crea un entorno agradable
Un buen ambiente favorece y facilita mucho el trabajo, tanto a nivel individual como grupal. Contribuye, de igual modo, a la cohesión del grupo y a reforzar su sentido de pertenencia a él. Por tanto, es importante el fomento de entornos ágiles y orientados a la acción. De modo que, cualquier mecanismo, pautas, procedimientos y normas que no reviertan al desarrollo del equipo y a un buen entorno habrán de ser modificadas o, incluso, eliminadas.
Evita el acomodamiento
Trata de evitar, por todos los medios, que los integrantes del equipo se acomoden a su zona de confort. Exígeles la asunción de nuevos retos, invierte los roles, etc. Ello hará que cada profesional se desarrolle y crezca, ponga a prueba sus potencialidades o capacidades y que el proyecto empresarial se beneficie al crear empleados más polivalentes y versátiles, capaces de asumir cualquier desafío.
Pídeles opinión
Es una importante forma de que cada trabajador se sienta útil así como provechoso al equipo y al proyecto en sí. Obtener un buen feedback hará que las relaciones se afiancen desde la mera confianza. Por ello, siempre que sea preciso, solicítales opinión sobre el trabajo que realizan y apórtales la tuya. No sólo es una buena herramienta para obtener información sino, también, un mecanismo adecuado para reforzar el compromiso y el espíritu colaborativo. Practicar la escucha activa es una acierto que, además, demuestra apertura y cercanía.
Fomenta la iniciativa
Delegar es una cuestión primordial a la hora de gestionar un equipo de trabajo. Además, ello conlleva el desarrollo de ciertos talentos, la capacidad de iniciativa, la asunción de responsabilidades y la posibilidad de equivocarse y tomar partido en las decisiones. Formar parte de ella contribuye, de igual modo, a compartir los aciertos y los fracasos del proyecto empresarial.
Preocúpate de las dificultades
Dependes de tu gente. Por tanto, preocúpate de las dificultades que les afectan, de lo que positiva o negativamente les influye. Al respecto, es importante que conozcas e interpretes, debidamente, qué variables les pudiera estar afectando, profesionales y personales, para el buen ejercicio del trabajo autónomo. No pases desapercibido ante los problemas. Un equipo desmotivado es puro fracaso.
Reconoce y premia los esfuerzos
Los logros y reconocimientos siempre son bienvenidos y mejor en público. Por el contrario, las reprimendas y broncas mejor en privado. A todos nos gusta que los “jefes” reconozcan y valoren los esfuerzos y contribuciones al proyecto. No hacerlo, por el contrario, generaría desconfianza e incluso, apatía, pasotismo o desvinculación. ¡Podría ser peligroso!
Cumplir la palabra dada
Ante un compromiso de cualquier índole con tus empleados toca cumplir y comprometerte con lo prometido. De lo contrario, no lo hagas. Es mejor callar que no actuar con coherencia. Además, no hacerlo pondría en entredicho tu credibilidad, liderazgo o capacidad para llevar las riendas de un buen equipo de trabajo.