Piso amueblado o sin amueblar ¿qué es más interesante?

  3 marzo, 2016

Como todo en la vida, todo tiene sus ventajas e inconvenientes. También, a la hora de decantarnos por alquilar con o sin muebles. Depende de los gustos y de las circunstancias y de las prioridades personales de cada uno de los interesados.

Alquilar un hogar amueblado o no depende de infinidad de variables. En muchas ocasiones, el inquilino no puede elegir –la decisión viene impuesta por el propio propietario-, en otras, se concede mayor flexibilidad o cierta libertad para que los nuevos habitantes se decanten por una u otra modalidad. Veamos, cuáles son los pros y los contras ya que, la decisión, por supuesto, ha de ser vuestra. Nosotros, en este post, tan solo nos limitaremos a poner las cartas sobre la mesa a propósito de esta cuestión. ¡Vamos a ello!

muebles piso de alquiler

Piso con muebles

Un hogar perfectamente equipado con mobiliario permite entrar a vivir en él casi de inmediato, al disponer de lo más práctico, funcional y necesario. Además, se evitan gastos extras que pudieran ampliar los directamente relacionados con el propio alquiler.

A su vez, es la opción más idónea para personas que residen de manera temporal o continuada en un determinado lugar o ciudad y es una solución eficaz cuando la vivienda se comparte con otros inquilinos. También, es la fórmula más adecuada para alquileres de corta duración o para inquilinos que se muestran más conformistas, etc.

Sin embargo, no es el mejor mecanismo para los amantes de la personalización o para los que buscan adecuar su casa, disposición o distribución, decoración y gustos a sus propios intereses o expectativas.

Sin muebles

Es cierto que un piso vacío, sin muebles, permite un mayor juego y flexibilidad a la hora de distribuir y acondicionar el espacio, decorarlo, hacerlo confortable, etc. Permite, en este sentido, a los futuros inquilinos hacer una elección del mobiliario a su gusto, mucho más personal y en función de sus preferencias.

Es un tipo de alquiler más indicado para arrendatarios estables que desean que esa casa sea su hogar durante gran parte de su vida, sin intención de cambiar en años venideros. Sin embargo, conlleva un mayor gasto –además de los asociados al alquiler-, derivados, en parte, de una renovación periódica tanto de los elementos decorativos como del mobiliario en sí.

A su vez, ofrece la posibilidad de trasladar el mobiliario desde el anterior domicilio, así como elementos decorativos heredados de la familia o con un importante componente personal o sentimental.

De igual modo, permite elegir el destino de las habitaciones, en función de las necesidades de los inquilinos y adaptar todas las disposiciones que uno crea conveniente en función de los usos que se les quiera asignar a cada estancia, etc.

En definitiva, todo dependerá del tipo de alquiler y de las necesidades personales de cada caso. Valora las ventajas e inconvenientes. Sea cual sea la decisión, seguro que es la correcta.

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