Sin duda alguna, la relación entre franquiciado y franquiciador no puede fallar. Para ello, la importancia del contacto entre ambos es de vital o suma importancia. Ese contacto ha de ser fluido, cercano y, por supuesto, libre de cualquier tipo de interferencias. Ambos, han de converger mutuamente; es decir, franquiciado y franquiciador no pueden percibir sentirse abandonados cada uno a su suerte. Por ello, en tal sentido, resulta fundamental detenerse en la importancia de establecer recursos y vías de comunicación que aseguren ese buen contacto con la central de la marca.
Una de las consecuencias que habría que evitar, en el caso de ausencia de contacto o inexistente relación, sería la de poner seriamente en riesgo la propia imagen de marca. En esto, el contacto con la “matriz franquicia” es fundamental. Ahí la comunicación interna adquiere un papel clave y preponderante. Por tanto, al respecto, se trata de establecer un contacto bidireccional de tu a tu (franquiciador-franquiciado), o de arriba-abajo o abajo-arriba, para garantizar así unos cauces uniformes de actuación común que permitan una consecución compartida tanto de los objetivos como de la estrategia de negocio a llevar a cabo.
De igual modo, actualmente, existen numerosos mecanismos para potenciar ese contacto o, por decirlo de algún modo, “mantenerlo a flote”. Los potenciales que hoy ofrece la web social 2.0 y las nuevas tecnologías son indiscutibles. La relación de la central con sus asociados puede ser mejorada o altamente ampliada, en parte, gracias al uso de los nuevos modelos de comunicación que ha venido a instaurar el desarrollo de la web. Al respecto, la utilización del correo electrónico, el desarrollo de una Intranet o la proliferación de aplicaciones de comunicación sincrónica (WhatsApp, Skype, etc..) pueden constituir un mecanismo de solución ágil y eficaz a los problemas de interconexión entre franquiciado y franquiciador.
Pero, no sólo de tecnología vive el hombre, también es importante concretar otros mecanismos que aseguren un contacto directo y más personal con la central; vamos, poner el lado humano a estas cosas. Un claro ejemplo en Arrentum es su producto Arrentum University, una especie de escuela para convertirte en experto en la selección del inquilino, con el cual, además, mantenemos una relación permanente y formativa de interés común que aporta una visión de conjunto a la marca y evita así el desamparo de nuestros socios de viaje. O, por ejemplo, establecer encuentros periódicos, reuniones de trabajo o cualquier otro tipo de incentivo puede constituir una eficaz solución para que el contacto con la central nunca deje de existir.
En definitiva, los franquiciados asociados han de experimentar que la central es como el embrión que da carácter y sentido a su modelo de negocio. Detrás tienen que percibir que hay entidad de marca, de equipo, de objetivo común. ¡Ese es el secreto!